Cómo gestionar las emociones en las comidas

 

El post de hoy tiene mucha miga, porque quien más y quien menos, ha tenido altibajos en su relación con la comida, y en general como sociedad, hemos incorporado una mentalidad, que no es emocionalmente saludable, la mentalidad de dieta, que seamos más gordos o más delgados, nos hace sentir culpables, justificar y controlar con la mente, la comida.

Cuando me hablaron por primera vez de emoalimentación, yo estaba en un momento muy excéptico, había hecho talleres y comprendido muchas cosas, relacionadas con el sobrepeso, pero no notaba cambios importantes. Muchas terapias hablaban de aceptación, otras si aludían a las causas emocionales, pero te acababan dando algo, muy parecido a una dieta y todos estos factores, me hicieron caer en el desánimo. Para mí la dieta no era una opción, pues había hecho muchas, más o menos efectivas, pero finalmente siempre acababa volviendo a engordar, y entrando en la espiral de la culpa, la autoexigencia y todo lo que eso trae consigo.

Además, hacía ya tiempo, que me había dado cuenta de que para mi forma de ver la vida, no era coherente dar el poder, a unas pautas dictadas desde fuera, que ignoraban las necesidades de mi cuerpo y no contemplaban qué estaba pasando, con mis emociones; así que sentía que hacer dieta, era rendirme y entonces llegó emoalimentación, y pude leer cosas como estas.

 

     

Estaba claro que lo que decía, vibraba completamente conmigo, pero aun no tenía claro, si iba a encontrarme algo nuevo bajo el sol, hasta que llegó el taller de diciembre, y las semanas siguientes, de seguimiento online. Nunca pensé que pudiesen cambiar, tantas cosas en mí en un taller de dos horas. Por un lado, me di cuenta de un montón de cosas, en las que no había caído hasta el momento, y por el otro, hablamos mucho de la manera de comer, de los tipos de hambre, del acto en sí de la ingesta de alimentos y realmente aluciné, de la cantidad de cosas que ignoraba, con la de años que llevaba, empapándome del tema. Creo que nunca había tenido una experiencia tan placentera, con la comida en toda mi vida, como la que tuve en ese taller; y en las semanas siguientes, llovieron los cambios, cambios que surgían solos, no como  respuesta a nada externo y empecé a darle importancia y valor, a un montón de cosas en mi vida, que nada tenían que ser con la comida, y que la han mejorado para bien; me siento más vital, más plena y mucho más empoderada, con ganas de hacer muchas más cosas, y pese a hacer el taller, días antes de comenzar las navidades, he adelgazado, y sé que es sólo el principio, y que adelgazar es una consecuencia de todo lo demás, que no estaba viendo.

El trabajo es suave, pero profundamente efectivo, Cristina acompaña de forma totalmente amorosa, se nota que está acostumbrada, a tratar con personas muy dañadas, acostumbradas a juzgarse y a machacarse, pero con gran sutileza te saca de ahí, y te ayuda a enfocarte en otra parte, en que los hábitos saludables, que empieces a incorporar sean los que van contigo, los que te hacen sentir bien, en que nada sea forzado ni obligatorio, pero sí concreto; te acompaña a crear un plan y ejecutarlo y eso te cambia la vida para bien, os lo aseguro.

Llevo muy poco tiempo emoalimentándome, pero puedo deciros con seguridad, que este trabajo está nutriendo mi vida, además de mi cuerpo y sé que esto, es solo el principio.

 

El próximo miércoles de 18.30 a 20.30, tenemos taller de emoalimentación en okuni “Cómo gestionar las emociones en las comidas” Y solo quedan 3 plazas, si algo dentro de ti, se ha movido con este post, reserva la tuya y comienza la aventura de emoalimentarte.

 

 

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