Llevaba un año acudiendo a la consulta de Montse y pese a lo mucho que trabajaba, apenas eran visibles los resultados, ni siquiera recurriendo a la medicación.
Era consciente de que lo tenia todo, para ser feliz. Era una mujer creativa, muy atractiva y con formación suficiente, para tener un buen trabajo; tenía una pareja que la adoraba y aunque había perdido a su padre de niña, tenía una excelente relación con su madre, que la adoraba, sin embargo, en un año de consulta. Montse nunca la había visto reír.
Solía vestir con colores oscuros y al poco de levantarse, se volvía a la cama, hasta poco antes de que su pareja volviese para comer; se arreglaba un poco para que no se notase, que no era capaz de mantenerse activa durante la mañana, pero su motivación por la vida, era absolutamente nula, y el no tener motivos que justificaran ese estado de desánimo permanente, lo hacía más duro.
Por aquel entonces, Montse ya se estaba formando en análisis transgeneracional y decidió pedirla buscar información en el árbol, ya que tenía claro, que se trataba de un síndrome del Yaciente.
No consiguió muchos datos, pero pronto apareció la información que necesitaba, la partida de defunción del hermano gemelo de su padre, que había muerto en un accidente de coche a los 20 años, antes de que ella naciese, pero justo en la misma fecha, en la que años más tarde se produjo su nacimiento.
Llamó a Montse muy alterada y empezaron a hacer un trabajo, en el que vió claramente como muchas imágenes y sensaciones no tenían que ver con ella. Montse la explicó como funcionaban esas memorias y como había heredado todo eso de su tío.
La propuso hacer un duelo de 24horas, que es uno de los trabajos más potentes y ya desde ese día ella se sintió distinta, y en dos o tres semanas, su vida era la de otra persona; empezó a sentirse animada, volvió a pintar, propuso un cambio de casa a su pareja, sintió la necesidad de ir metiendo colores a su vestuario y Montse empezó a escucharla reír por primera vez. Se leyó de una sentada los libros de Sallomon, sobre el síndrome del yaciente, y todo la iba encajando en plena consciencia y su vida volvió a ser suya por completo.
Hace más de un año, que Montse la dio el alta definitiva, pero hace poco recibió un mail en el que la contaba que, por primera vez en su vida, había sentido el deseo de ser madre e iba a buscar un bebé, porque después del cambio, la vida de otra manera era posible.
Esta es una de las muchas historias de luz, que nos comparte Montse, historias que nos muestran, la manera en la que la historia familiar, nos afecta a distintas áreas de nuestra vida, pudiendo llegar a bloqueos tan profundos como éste. Da igual que tengamos pocos datos, o que sintamos resistencia, el análisis transgeneracional, no viene a removernos, viene a traernos regalos, como un mapa del tesoro, que nos sirve para ordenar, lo que no esta en su sitio, pudiendo liberar antiguos duelos y abrirnos a una nueva versión de nuestra vida.
Este sábado en Okuni, tendremos la oportunidad de descubrirlo y quedan solo tres plazas, mándanos un mail para reservar la tuya, porque van a volar y probablemente sea el último de este año.