Padres ausentes, padres demasiado autoritarios, padres demasiado frágiles, padres que eran un mero instrumento para la entrada de dinero en la familia y que estaban siempre trabajando o luchando en guerras. Estas son las historias que nos llegan a la consulta por parte de la mayoría de nuestros pacientes y es el origen de muchos desequilibrios energéticos en las generaciones siguientes y carencias afectivas y emocionales.
La energía masculina determina el impulso vital y por tanto nuestra conexión con la vida, cuando nacemos hasta los 7 años nuestra relación con la madre nos aporta nuestra conexión con la Tierra, nos ayuda a anclarnos, a terminar de bajar toda nuestra energía y asumir nuestra encarnación y a partir de ese momento, el padre tiene un papel fundamental para ayudarnos a manejarnos en el mundo, para enseñarnos el entorno el mundo que nos rodea y a manejarnos con el, con pequeños símbolos como enseñarnos a nadar o a montar en bicicleta.
Nuestra relación con nuestro padre de alguna manera representa de manera simbólica nuestra relación con Dios, la fuente de energía universal o como cada uno quiera llamarlo, por lo tanto si lo sentimos ausente, o le tenemos miedo, nuestra relación con lo sagrado no será muy fluida y saludable.
En muchas ocasiones nuestra gestión de esta carencias se limita a la emoción retenida de un niño interior, triste o enfadado, pero si miramos más allá y somos capaces de ver la historia en su conjunto, veremos que eso que no recibimos viene de una carencia, anterior y que si nos remontamos más atrás llegaremos a la noche de los tiempos, (Cosa que haremos este viernes en el taller de la memoria histórica apunte publicitario)
Colocar esa energía y reconocerle su lugar tiene una gran importancia tanto en lo simbólico como en lo real, y por eso en polarización hemos desarrollado un nuevo trabajo, la terapia 3 G, que tiene como objetivo poner en orden la energía de 3 generaciones con la nuestra, la de nuestro padre, la de nuestro abuelo y nuestro bisabuelo, les conozcamos o no, una manera de honrrarlos y ordenar esa energía para nosotros y el futuro.
A veces son terapias más suaves y sutiles, otras fuertes y contundentes.
A medio plazo muchos de los que reciben esta Terapia ya no tienen los problemas que les trajeron a la consulta.
Padres ausentes, padres demasiado autoritarios, padres demasiado frágiles, padres que eran un mero instrumento para la entrada de dinero en la familia y que estaban siempre trabajando o luchando en guerras. Estas son las historias que nos llegan a la consulta por parte de la mayoría de nuestros pacientes y es el origen de muchos desequilibrios energéticos en las generaciones siguientes y carencias afectivas y emocionales.
La energía masculina determina el impulso vital y por tanto nuestra conexión con la vida, cuando nacemos hasta los 7 años nuestra relación con la madre nos aporta nuestra conexión con la Tierra, nos ayuda a anclarnos, a terminar de bajar toda nuestra energía y asumir nuestra encarnación y a partir de ese momento, el padre tiene un papel fundamental para ayudarnos a manejarnos en el mundo, para enseñarnos el entorno el mundo que nos rodea y a manejarnos con el, con pequeños símbolos como enseñarnos a nadar o a montar en bicicleta.
Nuestra relación con nuestro padre de alguna manera representa de manera simbólica nuestra relación con Dios, la fuente de energía universal o como cada uno quiera llamarlo, por lo tanto si lo sentimos ausente, o le tenemos miedo, nuestra relación con lo sagrado no será muy fluida y saludable.
En muchas ocasiones nuestra gestión de esta carencias se limita a la emoción retenida de un niño interior, triste o enfadado, pero si miramos más allá y somos capaces de ver la historia en su conjunto, veremos que eso que no recibimos viene de una carencia, anterior y que si nos remontamos más atrás llegaremos a la noche de los tiempos, (Cosa que haremos este viernes en el taller de la memoria histórica apunte publicitario)
Colocar esa energía y reconocerle su lugar tiene una gran importancia tanto en lo simbólico como en lo real, y por eso en polarización hemos desarrollado un nuevo trabajo, la terapia 3 G, que tiene como objetivo poner en orden la energía de 3 generaciones con la nuestra, la de nuestro padre, la de nuestro abuelo y nuestro bisabuelo, les conozcamos o no, una manera de honrrarlos y ordenar esa energía para nosotros y el futuro.
¿Cuándo pedir esta terapia?
A veces son terapias más suaves y sutiles, otras fuertes y contundentes.
A medio plazo muchos de los que reciben esta Terapia ya no tienen los problemas que les trajeron a la consulta.
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